en la hora exacta en que la tarde se llena de tigres, tu mano recorre el aire y deja una estela hirviente. yo acomodo mi cabeza, a la altura de las circunstancias. huelo el venir del deseo y cierro los ojos. poco a poco los tigres se sientan, se lamen, miran fijamente tus piernas.
mientras tanto tus pies esquivan las fieras, los maltratos, las indirectas de las viejas chusmas del barrio, mis manos, en una increible y lenta maniobra, engañas al universo entero.
la tarde ya está llena de tigres y deseo, nos mecemos todos juntos en el perfume de tus muñecas suspendidas en este cielo impuro, saboreando la crucificación temprana de tus virtudes.
se apronta la fatalidad y tu cuerpo estalla, sos una gran piñata recibiendo a la noche. se te caen los dedos flacos, un vestido verde gastado, media docena de naranjas, un hijo, cartas que te mandabas con el chico de la vuelta, los tacos que te tiraron de tu primer baile, las sonrisas y la sangre. hermosa piñata viniendo a nosotros en medio del olor a naranjos de toda la cuadra.
si tan solo me hubiera dado cuenta, bestia hermosa, que estallabas para que pase esto, esta batalla interminable de rugidos y garras enmudeciendo en mi piel, hundiéndose con todo lo que pensaba ofrendarte, jamás me sentaba a verte pasar. que los tigres eran mansos, que eras en mis brazos la apreciación misma de un arte extinto, y las viejas chusmas a lo mejor tenían razón, y este irme del mundo oliendo a naranjos, peleando por un poquito de tu cintura, entre tanta fiera, no hubiera sido.
3 comentarios:
si no dieramos cuenta a tiempo...
mil besos
Cas... no sé si te lo dije. No creo que tenga mucha importancia. Tampoco creo que mi opinión importe.
Pero tus textos son brillantes. De las pocas cosas que leo con placer.
Simplemente eso.
tiene e importa, cómo no.
la mínima intención de romper la indiferencia significa mucho.
gracias.
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