En el camino de vuelta, todas las veces,
me intento despedir.
Pasamos los buñuelos, el goterío en la
ventana, se corre el agua y el barrio, se suena la nariz el cielo en el techo
del auto. Ruedan las gomas sobre los dibujos y detrás de los pumas viejos del
zoológico, pasan por encima de los pozos, raspan la paciencia, siguen dando
vueltas sin dejarme decir chau.
Y vos estás atrás todavía y siempre te
quedás. Qué te costaba seguir el auto, los años, el tiempo, la vida. Que te
costaba subirte conmigo al asiento de atrás, elegir tu gota y jugar carreras,
convidarnos buñuelos, lamernos los dedos, quejarnos del pozo, romper la
paciencia, acomodar las flores, las dos juntas, ir a visitar a otra gente, no a
vos. Volver juntas.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario