yo era de espuma cuando vino el invierno
y volaban las golondrinas por toda tu espalda.
oculto así, trajeado y moviendo los dedos.
yo era todo el cielo de provincia y vos un pueblo adentro.
en el camino hacia el silencio vos caíste, yo temblé.
que duro, duro es el invierno
tiene zapatos gastados y olor a entierro.
unas velas a tu lado, unas flores sin querer,
los cajoncitos bien tapados, para que no entre el frío
ni el horror de los chicos chicos
que juegan en la puerta del alquiler.
vos eras todo un hombre en casi dos metros
yo un alambre a la vuelta del jarro de café.
no pudimos abrigarnos de la suerte
-qué le vamos a hacer-
quedarnos sentados en el umbral de la sala
esperar que nos lleven, que nos lloren,
que se vayan, ponerle el pie a alguna vieja,
mirar ahora que todo es ventana.
pero nadie llora en los sueños de la gente gastada
se rascan las cabezas, se sirven tazas humeantes,
se habla que hoy y que mañana.
yo cuido tu cuerpo mudo
vos cantás cerca de mi cara,
cada cual juega su juego
cuando el invierno ataca.
ellos al volver hacen tres cruces,
tiran azúcar, mueven los muebles,
prometen amor, salvación, venganza.
y de noche,
borran nuestros nombres
y soplando un miedo de muertos
apoyan la cabeza
sobre la almohada.
4 comentarios:
nada de nada de nada de poner ninguna ferretería.
me atrapaste completamente.
"nadie llora en los sueños de la gente gastada"
cuanta verdad.
mil besos
muy lindo, supongo que mi interpretacion nada tendra con las verdaderas razones del texto, pero me quedo con ella.
volvere.
sos increible escribiendo..te admiro mucho.
¨que dure lo que dure lo real,
y que dure lo que dure la ficción..¨
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