se me escapan tus dedos de mis dedos, mis dedos de mis dedos, las manos de las manos de los labriegos que anoche emborrachábamos en un campo lleno de una densa oscuridad verde y deseable.
yo voy lamiendo tu voz, como quien viaja, desperdiciándome días y años y uñas envueltas en papel de diario. vos miráme. rápido, porque engendro veinte bestias en segundos esta noche, pariré el ejército que te va a perseguir hasta el fin de tus días, repitiendo tu nombre, tu número, tu miedo más temido.
vamos a dejar esta hora para un almanaque hecho de sopa y pan, de ostras ciegas, de cuadernos donde aprendiste a leer.
y a hacer de cuenta que no fuimos y volvimos, me devolves mis dedos, yo tus sienes, nosotros las vocales que gritamos en el medio de este abismo de.
será de noche de nuevo, y recorré campos vacía, buscando un vos distinto que no se te parezca en nada, especialmente en los lunares.
y cuando un rumor crezca en las espaldas, seremos esa hora perdida. perfumando banderas con olor a sexo cansado, ondeando en el aire, gris como la terrible frente del cielo.
3 comentarios:
justo lo que necesitaba leer hoy...
gracias
besos
Resulta que la poesía me vomitó fuera... ahora escribo otras cosas. Pero tu blog es siempre alimento.
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