río negro

primero la frente, después los hombros.
voy saliendo de este profundo río negro de lenguetazos perlados.
hay que acostumbrarse al aire.
a las pestañas goteando.
veo a lo lejos tus tobillos verdegrises.
ese desenfocado augurio que enloquece a los cuervos de mi espalda.
voy hacia la orilla y vuelvo, y para qué salir.
si aquí todo es agua negra, perlas negras, ojos negros.
si desde aquí miro cómo se marchita toda tu luz,
mientras yo duermo entre mis brazos húmedos
este hijo que ha nacido de noche,
cuando mi deseo se ahogó en el río negro.