y había días como esos. en que la casa se empecinaba en ser otoño adentro y caían como hojas pedazos de pared asfixiada, descascarándonos de a poco.
esos días tibios y desenfocados en que no podíamos vernos ni tocarnos ni hablarnos y mucho menos tomar unos mates juntos: vos controlando el agua con una rigurosidad estúpida y yo silbando entre la yerba un valsecito avejentado.
ésos días no. éramos criaturas temblorosas y sordas, extraños y ajenos.
de mis pechos salían espantos que te perseguían por todas partes, insultándote en algo que más tarde convenimos que era húngaro. rompían las cuerdas de tu guitarra y hacían pis en las partituras, sonriendo con una bestialidad casi dulce.
a vos no te parecía. cerrabas los ojos y cuando volvías a abrirlos había cientos de caballos inmóviles en tu mirada, como algo guardado, esperando.
entonces yo dejaba de abrazar el marco de la puerta y corría piso abajo para no escuchar los quejidos y los golpes contra la ventana.
sabiendo que después me tocaba a mi, que me iban a caminar sobre los hombros como siempre, lamiendo despacito mis orejas.
y yo tendría que bañarme toda en té de romero hirviendo para ahogar algunos, y después gritarte que me quedó uno pegado en el cuello. pero como eran ésos días vos no me escuchabas y era mas útil mandar una carta al consulado de Pakistán en Alaska.
pasaba un rato. y hasta diría dos.
vos bajabas. yo subía. y en el descanso nos cruzábamos: vos me saludabas bajando la cabeza, yo reverencia.
limpiábamos el otoño adentro hasta la madrugada. y después abríamos las puertas anoticiándonos del invierno.
mis pechos volvían a ser gladiolos sobre los que se quedaban dormidos los caballos de tus ojos.
había una especie de tregua sospechosa en las esquinas. y poníamos la pava para el mate.
7 comentarios:
Y de repente el espejo de tus letras me dió el reflejo de aquellos días que no podía explicar, que por más que pase la escoba una y mil el otoño de esas horas,no se limpia.
Llegué hasta acá, vaya uno a saber como, pero tus post son algo así como adictivos... me encantó!
Estoy segura que volveré, y lo digo antes de irme.
Saludos!
Vuelvo a ser un consumidor satisfecho de tu literatura, gracias de vuelta :)
Yo la quiero tanto...
Very good nena... me seguís sorprendiendo.
Dolina: "el corazón no se puede manejar pero si las conductas".
Usted: "vos bajabas, yo subía y en el descanso no cruzabamos..."
Síntesis: "quiero un día de esos, al menos hoy..."
Muy bello, llenaste mi mañana de imágenes entrañables. Saludos.
Aja mira vos luciernags
intermitente dicen todos
pero no
no intermitente
fascinante y diminuto fenomeno luminoso.
Encantador tener una en el hueco de la mano.
Esas cosas.
Genial Cas.
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