corrimos la cortina verde de pequeños gajos.
se ve entre los hilos la señora del frente, peinando sus cortas y gruesas alas.
nos habían prohibido correr la cortina pero hoy estaba tan lindo que nos dio pena y aprovechamos cuando se fueron.
uno a uno los gajos verdes, desbotonábamos la vista hacia la calle.
la señora y las alas, las piedritas sobre las baldosas, una tarde a la mitad derritiéndose sobre los codos sucios y transpirados del barrio.
nos quedamos así hasta el frío. las rodillas juntas, las uñas en la boca, las monedas atentas que ya pasa el carro de mandarinas, los pasos de un turista en cámara lenta.
correr la cortina de gajos era desencajar un poco el miedo y el hambre,
jugar a mirar desde otros ojos que no sepan lo que sabían los nuestros.
5 comentarios:
Brillante, fiel a tu estilo. Raro, lindo. Lindo.
Gracias :)
pasé por aquí, y me gusta mirar desde estos ojos míos que no saben lo que los tuyos.
salutti
sentí el olor a mandarina, que delicia.
tu foto
una mujer pensante,
me dio una pista:
vives en el misterio!!
un ramo de sonrisas par ti
M:
Me convencí... te agregaré a mis blogs recomendados en mi propio blog...
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