caminante no hay camino

naievzka y yo nos vamos a guatemala. está decidido.
ella con su hermoso violeta y yo con lo que me queda de burbuja.
ella con su canastita para cuando se canse y yo con mi pañuelo marrón con lunares blancos para cuando un nudo en la garganta me recuerde lo que voy dejando.
las dos estamos muy convencidas de que huir es posible. y en la huida lo demostraremos.
veran que tanto a naievzka como a mi nos entretienen con cualquier cosa y nos alegran los absurdos, pero parece que ultimamente los absurdos escasean o hemos perdido la fila que nos lleva a ellos.
en cambio llegamos a una ventanilla que nos ofrecía amablemente el olvido pero no para nosotros sino de quienes simulaban elegantemente querernos. naievzka y yo vemos entonces, muy a nuestro pesar, proyecciones de espaldas conocidas, hemos adquirido el derecho a no ver sus caras.
naievzka y yo levantamos los hombros en señal de que no nos importa y hacemos fila en otra ventanilla. la que nos pide los papeles para ir a Guatemala.
hemos pasado el examen. queda por delante hacer las maletas.