ante la reiterada y rotunda negativa de mi disque creatividad de participar en la realización de este blog, he decidido despedirla a la muy perra. me perdonan el lenguaje pero llega un punto en que me saca de las casillas. previa indemnización a ex trabajadores de Luciérnaga Furiosa, pasaré a postear un rejunte de frases escritas mucho antes, muchisimo, de textos que me da pena borrar de la memoria de la pc pero que sin duda alguna borraría de la mía si pudiese. pero estas frases por un motivo u otro se me prenden, no se despegan, como hijitos insoportables, como monitos. así que aquí las dejo un rato en ojos ajenos a ver si se distraen mientras yo corro.
De nuevo el silencio, la locura de las horas queriéndose devorar a sí mismas. La soledad de los vasos entristecidos sobre la mesa, cubiertos de sabores perdidos, llenos de vacíos, de desamparos, de enormes palabras y pequeños dientes. Más allá, en lo oscuro, tu mirada que se posa sobre los restos de la noche y se convierte en lo único eterno dentro del lugar. Podría convertirte en mi dios ahora mismo pero el viento sopla y el reloj ha vuelto a marcar. Ahora quieta en medio de tantos placeres muertos, tus ojos a lo lejos, una habitación como desierto, un haber sido marchito, vuelvo mi rostro, hacia la ventana inquieta de una noche de enero.
había olor a crisantemos en tu espalda.
y era sentir que entre todo lo perverso, había claves tuyas...
Las palabras no dejan de escribirse lentamente en este espacio. El tiempo ejercita tu mirada una y otra vez en mi memoria. El animal huele, persigue y finalmente muerde. Si supiera cómo llegué hasta aquí, desandaría cada paso hasta encontrarte, y que me descubras distinta, completa, luminosa.
salvaje era el cielo cayéndose a pedazos, tus ojos mordiendo lo poco que me quedaba de certeza, salvaje el deseo de alcanzar lo que esta detrás nuestro, la tentación y las dudas, los malditos y viejos miedos. Y aquí tanta ausencia quejándose del sol.
2 comentarios:
En una encrucijada.
Bonitos los crisantemos me parecen.
Flores de velorio los crisantemos son.
Olor dulce a muerte y cementerio exhalan.
¿Puede una flor tan bonita ser tan triste?
¿Son tristes para mi?
De algùn modo no querrìa tener olor a crisantemos en mi espalda. Serìa como una marca, un halo del suspiro de la parca, con el que designa a los futuros difuntos.
De todos modos la muerte serìa dulce para mi ego dolido. Tanta belleza en palabras, palabras que no son mìas, yo, que amo las palabras.
Y aùn asì le digo, Princesa, que lo que yo piense de su escrito importa tanto como lo que opine del brillo de una estrella a la propia estrella. Todo està en sus frases como en el astro. Eternidad y huella. Belleza.
En conclusiòn: usted va a vivir feliz en centroamèrica.
Namarië!
caray.. que bueeeenas estuvieron.. présteme la de los crisantemos no?! hasta acá me dolió!!!
beso.
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