viajes

desde niña me he portado bien, mis padres me decían "no hagas eso", no lo hacía. desde niña me enseñaron que hay que ser buena persona, no mentir, no odiar, ayudar y alegrarse por las otras personas. hasta ahora, con algún que otro bache, trato de practicar esas enseñanzas.
hasta ayer mejor dicho.
estaba sentada delante de un café con leche esperando que me llamen, como todos los domingo, para invitarme a almorzar en lo de mi tia, donde siempre nos juntamos los restitos de la familia que anda por estos lares. como nadie me llamó me imaginé que no se juntaban, me fui a bañar y después me tiré en la cama a descansar y me quedé dormida de nuevo.
cuando me levanté y me preparaba mi segundo café porque no pesaba mover un dedo para cocinarme algo, llega mi hermana a darme el sermón correspondiente a la fecha por no haber ido al almuerzo (al que no me habían invitado) y queriendo llevarse unos adornos que según ella eran de su propiedad (mentira) porque yo se los había regalado (imposible), ustedes entenederán ahora que mi hermana está loca.
aproveché que estaba ahí y le pedí que me acerque a lo de una prima (de la otra familia) y en el camino, mientras yo iba feliz mirando por la ventanilla por no tener que caminar hasta allá, me lo dice. "sabías que los chicos (mis primos) se van a México?".
yo con mi cara de "mentira, no puede ser, me estás cargando, esto es un sueño, por que!?"
yo respondiendo: "ah si?"
mi hermana super contentísima por ellos, no como cuando yo me enteré que iba a ir a México y practicamente me vomitó en la cara "si estás tan contenta andá a colgar la ropa". bueno, el tema de que mi hermana esté loca y además sea estúpida no lo voy a tratar aquí.
mi prima, a la que iba a ver, no estaba. así que tuve que ir a la acsa de mi tía, donde estaban haciendo sobremesa, para hacer tiempo. cuando volvíamos de comprar medialuna para mi tercer café, mi prima Cristina me dice "sabías que me voy a México con los chicos y mi mamá".
bien. aquí tendría que haber puesto en práctica las enseñanzas d emis padres y decir cómo me alegro por usedes queridos primos, será un viaje maravilloso lleno de experiencias que recordarán y luego contarán a sus nietos.
pero no.
simplemente me salió de lo más profundo de mi alama y hasta de mi hígado decirle "te odio", con los ojos fijos en la nada y apretando la bolsa de medialunas. Cristina es uan persona muy sensible y se siente conmovida por cualquier cosa y no ve las noticias porque son tristes, así que ustedes se imaginarán su cara de desconsuelo.
ella dice: "pero no seas mala, vos ya fuiste" con tono de súplica.
yo digo: "ya se, pero no me importa, te odio".
finalmente nos pasamos la tarde hablando de México, cuando me sijo que iban a ir a Playa del Carmen, traté de hacer un efuerzo sobrehumano para no volcarme en la mesa y ahorcarla. pero después traté de ser civilizada y le conté qué lugares podía visitar mientras mi corazoncito se estrujaba.
no es envidia, por suerte, odiaría tener envidia y a decir verdad, solo sentí envidia una vez en mi vida, en primaria, cuando no gané un concurso de dibujo de mi colegio por pintar un árbol surrealista y ganó una chica que dibujó a la Virgen y a la qu eno le presté mis témperas. Entonces vino y me dijo "yo gané y sin tus témperas" y la odie en silencio conformándome con la explicación de que las monjas de mi colegio eran unas elitistas.
como les decía, esa fue la única vez que sentí envidia, y fue horrible. esta vez no es envidia, es una especie de respuesta orgánica, tengo insorporada a mi cuerpo la idea de que México es mío y mis anticuerpos reaccionan y me hacen decir "te odio" cuando deber{ia decir "buen viaje".