la premura y sucumbir
como una especie de promesa
no dejar que los entaures se acostumbren a los brazos
que las sienes no se tomen por cabezas
ni el esfuerzo por virtud
ni la virtud por pureza
caminar en el medio del pantano
delineando un malabarismo sin frontera
el equilibrio de quien cura por lo sano
la resaca en el ojo de la chillona calavera
sucumbir ante la urgencia
nadar en el barro apetitoso de la ira
devolvernos al placer de la ceguera
no dejar que nos entauren la alegría
de prenderle fuego a las banderas
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