y esas cosas

me saco la piel y los huesos, y estoy tan lejos de tu rencor de patas tristes que aunque me deje en remojo toda una noche en tus brazos, no aflojo, no cruzo, me quedo de este lado del mundo, donde no existe gente de tu raza opaca y todavía hay sifones de vidrio y la soda más rica.
podes gritar como ahora, agarrar una piedra y tiramela como ahora, ponerte roja, verde, morada como ahora, levantar el brazo y moverlo en el aire mientras improvisas un árbol genealógico que desconozco, saltar repetidas veces marcando el paso de una chacarera para los topos, pero no, aquí me quedo.
a fundar una civilización a la que no estás invitada, do not enter, eso dice el papelito que te tiré ahí arrugado, qué mala costumbre esa que tenés de comerte los papeles y de agarrarte así, sos lo que cualquiera llamaría, una bestia repugnante.
pero en media hora te cansás, ya te conozco, te tirás como para reponer fuerzas y sin darte cuenta, y ayudada por el palo fuerte que da contra tu cabeza, te dormís.
y parecés un angelito.
yo aprovecho, y salgo corriendo porque fundar un lugar es sumamente difícil, y hay que hacer papeleo y esas cosas.