hemos llegado a una edad
en la que no hace falta una hora del día
para que todo se desvanezca
y da lo mismo mirar fijamente el parpadear inmenso de una ciudad encendida sobre el agua
o las piernas curvas y dulces de las adolescentes:
todo es el mismo infierno
ese deseo lamiendo rápido nuestros labios
sin que podamos acercarnos
y la vida es esta boca abierta
a punto de dejar caer toda nuestra quieta humedad
sobre un mundo que no quiere ser besado
1 comentario:
Nos toca sin dejarse tocar
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