te extraño cuando crecen los ríos y la muerte solo es una mala muerte y lenta, cuando la tristeza se queda rumiando a mis pies y no es más que este húmedo trapo, que estas húmedas manos y este húmedo día.
antes que la ciudad se derrumbe ya te extrañaba y bien podría ser porque ya te había perdido. pero entonces no sabía porque en los entonces no sabemos y entonces
es todo más dificil, más complejo, mas tirado de mis pelos, los entonces
son las peores partes en los cuentos.
ahora que la ciudad está devuelta y a mi mucho no me importa y nada,
te sigo extrañando. ahora que se te ocurre perseverar en la ausencia. pero ahora no es entonces me digo yo rumiando, con los tobillos mojados porque el río ha crecido de golpe igual que las azucenas, que estos pechos y los diez hijos que me gritan a los costados.
y es que el río crece cuando vienen todos los trapos, se llena el cuenco de
humedad de mis manos, se vuelca al suelo y uno puede tranquilamente, morir ahogado.
y sucede no entender, sucede seguir extrañando, que es peor que extrañar, es su continuidad dolorosa, la contracción del mentón, los muebles corriendo a nuestras piernas en verano, el sol cayendo, el mundo cayendo, la ciudad dando vueltas en un río que crece, tan húmedo y tan triste, extrañándote ahora como entonces. entonces, ahora, debajo de este río, pisando las catedrales hundidas donde nunca íbamos y nunca nos casamos y nunca dimos la paz a extraños y nunca lloramos nuestros pecados. debajo de este río, tomo tu cara, de un trago, te acaricio una última vez y muriendo un poquito, te extraño.
2 comentarios:
Hola,
yo no tengo nada de negocios para ofrecerte, sólo me llegó tu poema, me tocó las víceras, me dió luz. Gracias por eso. Un beso grande.
chas gracias a usted martín.
alégrome.
Publicar un comentario