los hombres se paran de frente al horizonte en cada balcón y el cuore hace contraluz.
ciertos días, en cierta delicada hora, la ciudad sólo es un montoncito de gente que no se encuentra, y ahí está la gracia: en las esquinas llenas de zapatos abandonados, en corbatas anudando los semáforos, en gatos huérfanos lamiendo su angustia.
no hace falta nadie más que uno para hacerle frente al horizonte, y desarmar gajo a gajo una tarde que hace manchas de luces en la frente. hierve la copa de un árbol de tronco enflaquecido, y la navidad titila en tus ojos, pero no tiene la más mínima importancia.
cada hombre es su soldado, su raza herida, su pecho abierto, el mar de noche, la nube que desprenden acaloradas avenidas. y el amor, qué decir, una polilla torpe desvaneciéndose en el cielo.
1 comentario:
podría copiar todo el post y pegarlo y decir que me gustó y esperar a que salga el libro para subrayar todo el texto o hacer lo que estuve a punto de hacer, con un marcador indeleble subrayarlo directamente sobre el monitor pero en fin... qué bien escribís.
el mar de noche, gatos huérfanos lamiendo su angustia, ¡corbatas anundando los semáforos!.
L.
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