tarde

quiero vivir en una canción de Beirut. en esta tarde que es pura oración desde las cinco, y ese no era el trato. habíamos quedado en que yo era feliz un mes y medio en plena selva y zócalo, después sufría un poco, pero un poco, nada más, ¿no dijimos un poco?.
pero esta es una oración interminable, llenísima de abuelas que miran fijo detrás del vidrio, amontonadas. y de mates lavados y trompetas que no suenan.
sos gracioso a veces, cuando te imagino riendo. te reís medio de costado, infeliz. y yo te quiero a pesar de que te llevabas mis juguetes cuando tenia tres años envuelto en máscaras horrorosas y decías que me iba a morir si me dormía.
miro fijo arriba, en la copa de los árboles, extraños pájaros vienen a morir y de fondo la pava chilla y las abuelas empañaron la ventana así que las dejé entrar.
a ella tambièn les gusta Beirut, por suerte.
a vos también te gusta Beirut, por suerte.
todas me hicieron llorar un poco y después se desparramaron por la sala a tejer a crochet. me están haciendo un vestido de novia, ahora solo me falta que aparezca un hombre derecho que no toque la trompeta, dijeron. y que levante los pájaros muertos de afuera, que no quedan bien. y mis hombros, un poco.
y que espere a que la tarde termine, porque por favor, tiene que terminar.
habíamos quedado que solo un poco, yo me acuerdo.
no me quieras engañar, así que acabando la tarde, levantando los pájaros, sacando las abuelas y hacé que eso suene, sacáte la máscara y hacé que suene la trompeta.
yo hago mate.