del Aguilar, tu sonrisa baja como una comparsa temprana.
suelta el frescor de las polleras, los gallos, la insinuación del sol.
nadie ha venido antes que vos, ni los nietos de tus abuelos, ni la parca enferma.
bajás bandoneonando,
santa manifestación de los santos.
figura quebrada del viento.
y entras al "cabrito do santos"- boliche viejo de esquinas rozadas- y el marrón iluminado de tu augurio estampa bichos de humedad contra las ventanas.
tu perfume viene después, detrás. solo a enderezarte las rodillas.
y como si volvieras de repente a ser vos, como si hubieras bajado de golpe en ese segundo desde una nube de polvo, sonreís sin sonreir, jodida como sos, y decís "lo de siempre".