sigo galopando pegada al pelaje húmedo y espantado
hasta los ojos cerrados
hasta la inmensa intimidad de una granada sin abrir
o hasta que pare de golpe
(un nacimiento/un grito/un curandero llorando calladamente)
y todo mi cabello se vuelva hacia la mañana
(una mañana completamente ajena y desordenada)
y sin saber qué pasa
quien nace, quien grita, quien llora
reclame enfurecida la argolla de la otra vuelta
a un cuidador que no está.
3 comentarios:
Los dos versos finales están buenos.
me gusta leerte.
te leo, pero hay veces no comento, la mayoría.
son escritos cortitos y dan como nuevos aires.
"hasta la inmensa intimidad de una granada sin abrir"
siempre hay una frase que me queda dando vueltas...
Un abrazo (yo sí soy confianzudo)
Lucas.
elultimoparaguas.blogspot.com
Publicar un comentario