vete

tengo los tacos metidos hasta el fondo de las piedras húmedas. en el medio de la calle salpicada de charcos. parada como una señal de no se qué. haciendo equilibrio para no dar con las rodillas en el suelo, entre todas las noches, las buenas y las malas. casi sintiendo el roce que va a desgarrar las medias y la piel, rugiendo una caricia queno fue dada.
los tacos en el fondo y el cuerpo palpitando de esta angustia que se parece tanto a vos: con los labios secos. con mi mano agarrando el mechón de pelo en tu nuca. con ese gusto a sonrisa que no se puede. con esa promesa que la ansiedad pronuncia tan bien.
pero también con esa voz que me canta lo que yo escribo, que me dice que me vaya, que no vuelva, que la curva de mi espalda en sepia ya no es necesaria para tus manos.
los tacos en el fondo y la sensación de caer, del frío en el cuello, de la lengua que lentamente moja los labios anticipando soledades más profundas, de las rodillas que se aflojan y no aguantan, de un final.