el pequeño y dulce verano había terminado. era tiempo de cerrar los ojos y las valijas, llenas de nada. las palabras dobladas cuidadosamente, sin rastro de intenciones ni de verdad. sonny stitt que sonaba una y otra vez a la altura de sus rodillas. ese gustito a desamparo que volvía.
cómo detener al sol cada día, como frenar esa máquina silenciosa, devoradora de miradas.
el tiempo se distorsiona en esta tarde triste y la lentitud pelea con la ansiedad de los dientes y las manos heladas.
cómo salir inmune del verano, tarea casi imposible. borrando las huellas de esa ceja derecha, arrugando pasajes extintos, emigrando, quizás.
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